Los Recién Llegados

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Los Recién Llegados es otra de aquellas historias que nos acercan al maravilloso mundo de las Matemáticas. Nos adentramos en la historia de Leonardo de Pisa, también llamado Fibonacci, quien describió los Números Arábigos en una de sus obras, Liber Abaci, y alabó su gran utilidad frente al incómodo sistema de numeración romano. Esto sucedió aproximadamente en el año 1202. En esta entrada queremos contarlo de una manera particular, así, podemos usarlo en nuestras clases.

Al igual que en historias  anteriores, que traen inmersos trucos numéricos, como el propuesto en Carl El Niño Genio. Trucos que permitieron resolver algunos de los problemas más antiguos de los Egipcios, como en Tales de Mileto y La Gran Pirámide. También nos permitieron acercar los números desde la India hasta nosotros.

Iniciemos en esta oportunidad con una historia más de esta serie que desde entradas anteriores hemos ido abordando y que han tenido gran aceptación entre nuestros lectores…

Los Recién Llegados

En el siglo XII, en Pisa, una ciudad italiana, Don Guillermo estaba feliz. Era un día muy especial para él porque su hijo Leonardo acababa de nacer.

Por su trabajo, Don Guillermo usaba las Matemáticas con mucha frecuencia. Quería que Leonardo aprendiera rápidamente para que así, más adelante, también él pudiera llegar a ser un próspero comerciante. Él mismo le enseñaba Matemáticas a su hijo y constantemente lo animaba a aprender nuevas cosas. Además, estando en Argelia, hizo que Leonardo tomara un curso de aritmética árabe.

– ¿Árabe? – preguntó sorprendido Leonardo.

– ¡Oye, eso suena genial! saben que me encantan las Matemáticas y, aunque eso de árabe parece complicado, quiero aprenderlo. 

– Qué bien, hijo. me siento muy feliz de verte entusiasmado con la idea.

Leonardo era un niño inquieto y curioso. Le encantaba aprender y asumir nuevos retos. Cuando comenzó su curso de aritmética árabe quedó encantado.

Conoció diez extraños números que se escribían así: 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

¡Qué raros eran! Nunca los había visto antes. Él solo conocía los números venidos de Roma, aquellos que se escriben con las letras I, V, X, L, C, D y M.

Aprendió además que esos nuevos números tuvieron origen en la India, pero que fueron los árabes quienes los dieron a conocer. Por eso los llamaban números arábigos. Esos números, y la forma de hacer operaciones con ellos, eran la base de la aritmética árabe.

Leonardo estaba feliz con el curso. Se dió cuenta que estaba equivocado al pensar que era difícil. Por el contrario, vió que escribir estos números era muy sencillo y que hacer operaciones con ellos era mucho más fácil que con los conocidos números romanos.

Después de varios años, a comienzos del siglo XIII, Leonardo regresó a Europa, feliz con lo que había aprendido. Quería enseñar los nuevos números a los comerciantes, arquitectos y a todos aquellos que desearan aprender.

Sin embargo, al regresar a Italia, las cosas no fueron tan fáciles como él pensaba. La gente estaba acostumbrada a los números romanos y no querían cambiarlos. La mayoría los rechazaba y no quería saber nada de los números venidos de la India. Leonardo fue paciente y comenzó a mostrarles que los nuevos números eran más fáciles de escribir. Les dió ejemplos y les enseñó cómo se usaban.

– Miren amigos, – dijo Leonardo emocionado – si quieren escribir el último día del año en números romanos tienen que hacer XXXI – XII. Pero en los números arábigos serían 31 – 12. Mucho más sencillo, ¿no les parece?

Pero la gente no estaba convencida. Preferían los números romanos que eran los que conocían.

Cuando Leonardo mostró los nuevos números, alguien se interesó por aquel extraño aro que no había sido utilizado aún en los ejemplos.

– Se trata del cero – respondió Leonardo. – Es un número que usamos para representar que no hay nada. Por ejemplo, en esa bolsa no hay panes. Entonces digo que hay cero panes y lo representamos con el 0.

Eso fue todavía peor.

– Cómo serán de inútiles esos números que hasta uno de ellos representa nada – dijo disgustado uno de los presentes.

La situación fue difícil para los nuevos números arábigos. Fueron necesarios muchos años, hasta bien avanzado el siglo XVI, para que el nuevo sistema fuera utilizado de manera general en casi todo el mundo.

Espero que esta historia haya sido de tu agrado. Anímate a aprender y compartir tus experiencias. Salón Matemático agradece y estará atento a tus comentarios.  Haz parte de nuestra comunidad en redes sociales, síguenos en FaceBookTwitter y en nuestro canal de YouTube. No olvides Suscribirte al boletín de noticias para estar al tanto de nuestro contenido. Comparte nuestra web a tus contactos. ¡Feliz Aprendizaje!

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